Esta minúscula área protegida de solo 8 hectáreas posee valores históricos y biológicos propios . En primer lugar representa el accionar conservacionista de un hombre de ciencia, un botánico que fue un visionario para la época. Por iniciativa propia, logró establecer dentro de la Estación Experimental Agropecuaria del INTA "Colonia Benítez" una Reserva Biológica.
Su fin era legar a las futuras generaciones un lugar donde se conservaran los ambientes naturales y las especies vegetales que estudiara a lo largo de tantos años. Biológicamente hablando, el área es muy valiosa por representar ambientes que en la región (no olvidemos que estamos en el sector más poblado de la provincia) ya han desaparecido o se han modificado tanto que ya perdieron sus características naturales originales.
Dentro de sus límites hallaremos tres ambientes bien diferenciados: un relicto de Selva en Galería con vegetación arbórea de gran porte que ocupa un albardón antiguo del río; un sector con vegetación arbustiva densa y numerosos cactus sobre un terreno bajo con suelos salinos; y finalmente una depresión, permanentemente anegada, que está ocupada por un estero. Este último presenta una forma alargada o semilunar, indicando que es un rastro de algún antiguo cauce del río. La reserva comprende dos sectores físicamente separados conocidos como:
- Clausura Schulz: de 7 ha, en el extremo norte del Lote 24, predio dentro de la Estación Experimental Agropecuaria Colonia Benítez, del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA).
- Clausura Quebrachal: de 1 ha, se halla en el Lote 36, predio dentro de la Estación Experimental Agropecuaria del INTA. El área protegida alcanza una particular trascendencia regional debido al reconocimiento popular que tiene la obra de Schulz dentro de la provincia del Chaco. Así, por ejemplo, la localidad de Colonia Benítez ha sido declarada como la Capital Botánica del Chaco y a Augusto Schulz se lo galardonó con el título doctor honoris causa por la Universidad Nacional del Nordeste.
Desde 2007 la reserva cuenta con 2 guardaparques permanentes, cuya sede se encuentra en el predio del INTA en la localidad de Colonia Benítez.
Esta ubicada dentro de la ecorregión del Chaco Húmedo, esta reserva posee una variada muestra de ambientes y vegetación a pesar de su escasa superficie.
Su clima subtropical húmedo, con estación seca. La temperatura media anual de 21°C, con máximas superiores a los 40°C en verano y, ocasionalmente, mínimas bajo cero en invierno. Hay 900 a 1.100 mm anuales de lluvia, concentrados entre noviembre y marzo (verano). La temporada más propicia para su visita es de marzo a noviembre.
Flora
La flora original comprende tres ambientes bien diferenciados: una zona de selva en galería con vegetación arbórea de gran porte que ocupa un albardón antiguo del río, una zona con vegetación arbustiva densa y con cactus sobre suelos bajos y salinos y, por último, una depresión permanentemente anegada que está ocupada por un estero.
Entre los árboles, se destacan el espina corona, el Francisco Álvarez (también conocido como abedul criollo, de la misma familia que la santa rita), el lapacho y el ombú, que encuentra en este entorno su hábitat primario. El lote restante está dominado por quebrachos colorados chaqueños.
Las inflorescencias rojizas de los chaguares y las orquídeas terrestres cubren por manchones el sotobosque, integrado también por arbustos y pequeños árboles como el ñangapirí, mamón del monte, tembetarí y cactus como la tuna. En el estrato de mayor altura crecen árboles de entre 15 y 25 metros de alto, como el ibirá-pitá, el timbó colorado y oreja de negro, el lapacho, el urynday, el guaraniná y la mora. Le siguen ejemplares de menor porte, entre 8 y 14 metros de alto, como el aguaí, guaviyú, palo lanza y timbó blanco, entre otros.
Fauna
La escasez de superficie impide el desarrollo de grandes poblaciones animales, siendo el grupo de aves el mejor representado, seguido por los anfibios y reptiles. Cerca de 135 especies de aves alberga la Reserva Natural Colonia Benítez, entre los que se cuentan el picaflor común y el boyero ala amarilla, identificado por sus variados y extraños trinos. El tucán también visita el área en pequeños grupo
Relieve
Dado que la superficie de la Reserva es sumamente pequeña como para hablar de su relieve, haremos una somera descripción del relieve general de la zona chaqueña. El Chaco es una vastísima llanura que presenta un declive leve de oeste a este, con pequeños resaltos de gran influencia en el escurrimiento de las aguas. La zona recibe precipitaciones de muy diverso tipo, y no menos distintos son los tipos de suelos que la conforman. Todo ello hace que presente dos fisonomías bien diferenciadas: el oeste seco y el este húmedo.
La zona occidental, con precipitaciones que oscilan entre los 500 y 800 mm anuales, atesora árboles de madera dura como el quebracho, poseedor de uno de los mejores taninos del mundo, además de otras propiedades que dieron lugar a una explotación absolutamente irracional.
Los pocos ríos que alimentan la región, procedentes de los Andes, descienden desde unos 4.000 msnm hasta escasos metros cuando desembocan en los ríos Paraná y Paraguay. Los principales cursos de agua que hacen el señalado recorrido son los ríos Salado, Teuco-Bermejo y Pilcomayo.
La región oriental, por el contrario, recibe precipitaciones abundantes que llegan a los 1.200 mm y aún más, según las zonas. Para dar una idea aproximada de esta diferencia pluviométrica es interesante señalar que, de este a oeste, la precipitación disminuye a razón de 1,5 a 2 mm por kilómetro. El Chaco Oriental, donde se ubica la Reserva -aunque esta pequeña porción protegida es también representativa, desde el punto de vista florístico, de especies occidentales- se caracteriza por un paisaje salpicado de esteros, lagunas, bañados y zonas anegadizas.
El estero es el humedal típico: tierras bajas ocupadas por una fina lámina de agua -proveniente de desbordes de ríos o arroyos y de lluvias- que aparece disimulada por una profusa vegetación de plantas herbáceas hidrófilas, especialmente en los bordes (GAEA, 1975). La presencia de palmares en medio de estas zonas húmedas es otro rasgo típico del Chaco Oriental.
Los suelos de esta región puede definirse, a grandes rasgos, como sedimentarios de origen fluvial y lacustre, formados por material fino como arcilla, arena y limos. Las capas impermeables dan lugar a los aludidos humedales. Hacia el oeste los suelos se transforman en rocosos y pedregosos.
Hidrografía
El área pertenece la subcuenca del río Paraná, casi a la altura donde éste toma rumbo hacia el este y confluye con el río Paraguay, su principal afluente. Son muchísimos los tributarios que ambos ríos reciben a lo largo de su recorrido. Muy cerca de la Reserva vierten sus aguas dos cursos de agua de poca significación: el riacho Iné y el que forma la unión del arroyo Embalsado con el río Tragadero.
Dentro del área protegida perdura un antiguo albardón que denota la presencia, en épocas pasadas, de algún cauce de agua. Luego se aprecia un estero que, por su forma alargada, estaría indicando el mismo fenómeno.
Clima
El clima de la zona en la cual se ubica la Reserva es cálido, con precipitaciones abundantes en el período estival. Es característico de la zona chaqueña que las temperaturas varíen con la latitud, disminuyendo de este a oeste. La relación entre las temperaturas y las precipitaciones es un factor decisivo para el desarrollo de la vegetación.
Tomando como referencia la ciudad de Resistencia, muy próxima a la Reserva, las lluvias anuales oscilan entre los 1.000 y los 1.300 mm, con picos en primavera y verano. En cambio, las lluvias de menor intensidad ocurren entre mayo y septiembre inclusive. Los vientos más comunes son los provenientes del cuadrante este y noreste, cuyo promedio de velocidad anual es de 9 km/hora. El período libre de heladas es el que transcurre entre septiembre y mayo.
Problemas de conservación
No estamos ante un área con problemas importantes de conservación. Afortunadamente, por encontrarse dentro de un sector de acceso restringido como es la EEA (Estación Experimental Agropecuaria) del INTA, no se producen episodios de caza furtiva, extracción de madera u otro tipo de depredación.
Una dificultad seria es el tamaño escaso de la Reserva, imposible de aumentar por no haberse conservado en la zona sectores con ambientes naturales. Esto hace que el ya comentado fenómeno de insularidad sea mucho más grave que en otras áreas más grandes.
En algunos sectores de Colonia Benítez hay núcleos de paraíso (Melia azederach), una especie vegetal exótica que puede invadir la Reserva si no es controlada adecuadamente
Con respecto a la fauna exótica, la única presente es el famoso gorrión (Passer domesticus)
Entre los mamíferos pueden encontrarse mulitas grandes, monos carayá y algunas especies de murciélagos.
La Reserva no presenta mayores problemas de conservación, por no estar expuesta a la caza furtiva o la extracción de madera. Prácticamente se halla convertida en una pequeña isla porque no puede ampliarse el área de protección y el deterioro avanza sobre los ambientes naturales que la circundan. Por ejemplo algunos núcleos de paraíso, una especie exótica que amenaza con invadir la Reserva si no se controla su expansión.