En los valles de La Rioja, Mendoza y San Juan, entre hojas de parra, fincas y bodegas, se puede seguir la ruta del vino, un elixir que ha logrado el reconocimiento internacional.
Cuyo "país de los desiertos" en lengua indígena- es la región de las altas cumbres, los volcanes nevados y las vastas travesías que se extienden desde los Andes y las serranías precordilleranas hasta la llanura esteparia.
Un verdadero viaje a la era de los dinosaurios es la visita a los Parques Naturales Ischigualasto - Talampaya (Patrimonio Natural de la Humanidad). Ischigualasto, también llamado "Valle de la Luna" por las sorprendentes formas y colores de su paisaje tallado por la erosión, es uno de los yacimientos paleontológicos más importantes del mundo.
El cañón del río Talampaya asombra con los pliegues multiformes de sus altos y rojizos paredones. Flamencos rosados, patos cordilleranos, vicuñas y guanacos conviven libremente en parques y reservas naturales, bajo el sigiloso vuelo de los cóndores.
La región muestra a los Andes Centrales en todo su esplendor: el cerro Aconcagua (6.959 m), la máxima altura del hemisferio occidental. Un frío manto blanco cubre las increíbles pendientes cordilleranas que disfrutan esquiadores de todas las latitudes.
La provincia de La Rioja presenta paisajes de ensueño junto a la Cordillera de los Andes, resultando ideal para satisfacer a los amantes del turismo aventura y las actividades al aire libre. A su tradición bodeguera se ha sumado en las últimas décadas la producción de aceite de oliva, logrando que pequeños emprendimientos familiares diseminados por toda la provincia se conviertan en un atractivo en sí mismos.
Además de su ciudad capital, La Rioja cuenta con otras dos localidades emblemáticas para el turismo: Chilecito y Villa Unión. Entre las tres conquistan a todos aquellos que se acercan atraídos por la belleza natural de su geografía y por las alternativas culturales de estas poblaciones.
La pequeña Famatina es una de las ciudades más vanguardistas de la Rioja. Conocida por su historia minera, que hoy permanece abierta al turismo a través de La Mexicana, sus altos cerros convocan a todos los seguidores de los deportes aéreos, siendo el parapente y el aladeltismo los dos más practicados. La Fiesta de la Chaya Riojana es un evento nacional de convocatoria creciente en el cual se presentan artistas locales e internacionales, y en la que miles de turistas quieren formar parte de los festejos donde la harina se encarga de blanquear a todos los presentes.
En la provincia de Mendoza los encantos del turismo pueden ser disfrutados durante todo el año: sus bellezas naturales y la inmensidad de sus montañas, la fama de sus bodegas y sus excelentes vinos, y la conocida Fiesta de la Vendimia que se celebra cada mes de marzo.
Mendoza lo tiene todo. Al norte, el circuito de alta montaña invita a encontrarse con el mítico cerro Aconcagua y con todos los caminos y recovecos que conducen hacia la cumbre más alta del continente americano.
Al sur, las pujantes y siempre nuevas ciudades de San Rafael y Malargüe convocan a toda la familia con sus actividades recreativas y deportes de aventura en escenarios naturales como ríos y embalses, que fueron poblados en los últimos años por cabañas y hospedajes para todos los gustos. En la ciudad de Mendoza y sus alrededores, regiones como Luján de Cuyo, Maipú y Chacras de Coria conforman un aglomerado turístico a minutos del casco urbano. Un poco más alejados, las zonas de Potrerillos y el Valle de Uco también ofrecen varias alternativas de excursión.
La provincia de San Juan posee paisajes increíbles que favorecen al turismo, y entre ellos se destaca como destino el Parque Provincial Ischigualasto, popularmente conocido como Valle de la Luna. Éste exhibe una geografía pocas veces vista, dónde las formaciones orográficas toman apariencias insólitas, pasando por todas las escalas de grises y ocres.
Cuna de buenos y reconocidos vinos, a lo largo de toda San Juan se han desarrollado innumerable cantidad de bodegas.
Durante el mes de febrero San Juan celebra la Fiesta Nacional del Sol, dónde se rinde culto a todos los que participan en el proceso del vino, pioneros y bodegueros, finalizando con la famosa Vendimia y una fiesta popular seguida por todos los sanjuaninos.
Tanto la ciudad capital como la mayoría de sus pequeños centros urbanos, gozan de una fisonomía parecida, en la que se destaca una arquitectura que es colonial y moderna al mismo tiempo, con calles y avenidas amplias, y con distintos espacios públicos donde la vegetación y los árboles son protagonistas.