La laguna toma su nombre de la alta salinidad de sus aguas y de su inmensidad: de ahí el nombre de Salada Grande y de Madariaga, por encontrarse dentro de este partido gauchesco.
Su particular entrada deja ver un lugar en el que la prolijidad está a la orden del día. El parque se encuentra cortado a la perfección, grandes árboles y plantas aportan su sombra y oxígeno. Por si faltase algo, un hermoso quincho de madera invita al descanso de pescadores y visitantes, tanto antes del abordaje de los botes como luego, para en un alto clima de camaradería saber cómo estuvo la pesca en general. Desde el camino de ripio con el que se accede a la laguna, varios carteles invitan a que los visitantes sientan que el lugar les pertenece y, en consecuencia, se comporten adecuadamente.
La pesca se realiza desde embarcaciones o desde los botes que se alquilan en el club de pesca local, navegando por todo el espejo de agua hasta alcanzar los grandes y limpios claros que se forman entre la vegetación acuática, donde predomina la gambarrusa . Hacia allí hay que lanzar el aparejo de tres boyas encarnado con mojarritas plateadas y observar cómo los pejerreyes salen de los juncales para obtener su alimento.
La Laguna“Salada Grande”, límite natural con el Partido de General Lavalle, como su nombre lo indica, es salobre dado que es una antigua ingresión marina. Es un excelente espejo de agua salobre de aproximadamente 5.500 has. de extensión, sin contar los innumerables cañadones de desborde y su profundidad en niveles normales es de 2,80 mts.
Es un excepcional lugar para desarrollar los deportes náuticos tanto remo (kayak, canoa) como vela (windsurf, velero); también para la pesca deportiva, principalmente embarcados y con línea de flote o paternóster, estando expresamente prohibido el uso de redes de todo tipo. La fauna ictícola esta compuesta por pejerreyes, tarariras, bagres, dientudos, chanchitas, etc.
En el año 1893 ya se explotaba el pescado de esta laguna, realizándose importantes envíos a través del ferrocarril, desde Mar Del Plata hacia la ciudad de Buenos Aires. Cuentan viejos pescadores que llegaron a extraer ejemplares de hasta 4 kg., leyenda o no, aún hoy los deportistas concurren a la laguna soñando con esos míticos “matungos”.
En este lugar subsisten exponente de la flora lugareña como: tala, coronillo, sombra de toro, a cuyo reparo se cobijan azucenas, violetas y clavel del aire. En sus ramas se pueden ver jilgueros, cabecitas negras, zorzales, calandrias, churrinches, paloma del monte, torcazas y la estival golondrina.
En los juncales y totorales ribereños se pueden observar grandes comunidades de cisnes de cuello negro, garzas, gallaretas, macas, macasitos, espátulas, biguas, junqueros, siete colores de laguna y pico de plata, con ellos carpinchos y comadrejas coloradas conforman una rica fauna que a cada instante puede enriquecerse con nuevas especies, ya que “Salada Grande” es considerada una de las reservas de avifauna más grande del mundo.
Llegando a la laguna nos encontramos con la Reserva Natural Provincial "Laguna Salada Grande", tiene una extensión de 36 has. y depende del Ministerio de Asuntos Agrarios y Pesca de la Provincia de Buenos Aires. Cubre una superficie de 6000 has. entre cuerpo de agua y monte. Tiene como objetivo la preservación del monte espinal autóctono y las especies que lo habitan. Cuenta con Guardaparques y un grupo de guías especializados que dan un servicio de visitas guiadas, en senderos naturales y representativos del monte pampeano.
La laguna en Invierno
En invierno, millares de pescadores de todo el país se dan cita en las mejores lagunas de Buenos Aires para pescar el pejerrey de laguna, tanto desde la costa como embarcado. Así es que las desoladas rutas de la provincia comienzan a cobrar vida para ser transitadas por excursiones de pesca o fanáticos particulares de todo el país que viajan durante toda la noche para llegar a los mejores pesqueros. Y por supuesto, cada año, por culpa de las inundaciones o desbordes de los ríos, aparecen nuevos ámbitos que pasan a formar parte de la agenda para los fanáticos del pejerrey.
Laguna en Verano
La primavera es una transición del frío al calor, por lo que resulta una estación muy difícil para pescar. Y esto no afecta a los que recién empiezan sino a todos los pescadores en general. La llegada de los primeros calores da origen a progresivos cambios climáticos que influyen también en los comportamientos del pescador. A diferencia de las crudas condiciones que se dan en el invierno, con temperaturas inferiores a los 0º C, ahora sí el pescador encuentra eco para practicar su deporte favorito acompañado de su familia y amigos.
Atrás comienzan a quedar los fuertes vientos y los fríos del invierno. Y esto implica que especies como el pejerrey abandonen los tradicionales pesqueros, que a partir de ahora serán ocupados activamente por las especies de verano. Entre ellas, la tararira es la reina de todas las lagunas, ríos y riachos de la provincia de Buenos Aires.
Esta deportiva y cotizada especie es capturada no sólo con carnadas naturales, sino también con otras modalidades. Se destaca el spinning , que consiste en imitar con señuelos artificiales la natación o el desplazamiento de pequeños peces. Para ello se utiliza una caña de una mano de dos tramos, un reel frontal chico cargado con un nailon no mayor a los 0,30 milímetros y un pequeño leader de acero antes del señuelo, para evitar que el pez, con sus dentelladas, logre cortar la línea una vez clavado.
La lista de señuelos utilizables resulta interminable, ya que nuevos y distintos modelos aparecen al inicio de cada temporada. Pero en la valija de cualquier pescador de tarariras no deben faltar señuelos de superficie y media agua, como así también cucharas ondulantes y giratorias que se encargan de irritar con su paso al pez y actúan en zonas más profundas.
Cazadora por naturaleza, ataca todos los artificiales que el pescador le presenta, incluso insectos, por lo que también es posible pescarla con moscas en la modalidad fly cast . Para ello se utilizan líneas de flote con pequeños streamers o poppers que imitan pequeños peces que se desplazan con dificultad por la superficie del agua. Si se los trabaja correctamente, son atacados rápidamente por las tarariras que merodean el lugar.
La tararira es la especie típica del verano y es la provincia de Buenos Aires su lugar preferido. Activa en casi todas las lagunas de la provincia y a lo largo de toda la cuenca del río Salado, donde comparte territorios con la lisa, se la puede capturar incluso en afluentes y desbordes de pequeños canales, resultando su pesca la gran atracción de la temporada.